jueves, 23 de julio de 2015







La música desde su principio fue originada por la riqueza de la naturaleza. Al escuchar a un animal que emite un sonido podemos decir que hay música si conectamos una y otra vez cada uno de ellos.
El viento, el mar, el río, los arboles, las piedras, las hojas secas, la hierba, la tierra, el fuego, la lluvia, son tan solo ejemplos de las infinidades de sonidos que la naturaleza nos regala y que perfectamente podemos hacer música con ellos.
Los sentimientos pueden ir acompañados con estos elementos para darle sentido. La tranquilidad con el sonido del viento, la pasión con el sonido del fuego, la alegría con el sonido del agua, la tristeza con el sonido de la lluvia, así como la armonía con el sonido de un turpial.
Por ello la música es como sedante para nuestros sentidos y nuestros pensamientos. Es una conexión con nuestro yo interno. Sólo afina tu oído y conéctenlo con tus sentidos para encontrar las respuestas. 
La música de seda es la que tranquiliza la ansiedad, es la que te entrega respuestas sin pensar, disfrútala.

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